Realizar presentaciones en inglés

Realizar presentaciones en inglés

21 de febrero de 2017


El momento más temido del colegio llegaba cuando el profesor o profesora anunciaba que iba a hacer el examen de inglés de manera oral. Los nervios atenazaban nuestros pequeños cuerpos puesto que esto significaba que no se podía copiar ni repasar la respuesta una y otra vez en el interior de nuestras cabezas. En la universidad, la presentación del proyecto había que hacerla en inglés y los enterrados nervios de la infancia regresaban multiplicados por la importancia del resultado de la ponencia. Y, justo ahora que nos referimos a ambos traumas en tiempo pasado, descubrimos que la empresa nos exige realizar presentaciones en inglés. No es un examen donde jugarnos la nota. Es una realidad que nos puede hacer perder el puesto de trabajo.

El mundo laboral actual funciona en dos idiomas: el local y el inglés. Este hecho podemos corroborarlo echando un vistazo al funcionamiento del resto de empresas del planeta y las europeas en particular. La lengua corporativa no hace sino imitar el sistema oficial, diplomático y político que nos gobierna. Pero no pensemos que se trata de una modernidad de los tiempos que corren; desde hace varios siglos atrás el comercio ha sido el primero en fusionar palabras de los idiomas más poderosos de la época de cara a obtener el mejor contrato, hasta quedar reducido a uno.

Las empresas españolas se han topado con una falta de preparación alarmante en este aspecto empresarial. Afortunadamente, han sabido reaccionar a tiempo y dedicar fondos a la formación y adaptación que las nuevas exigencias del mercado han puesto sobre la mesa. Los empleados, a través de la empresa o de manera particular, se han apuntado a cursos con los que aprender o mejorar sus conocimientos de esta lengua. Sin embargo, los cursos de inglés no estaban preparados para este nuevo tipo de alumnado. O, mejor dicho, carecían de la especialización concreta que se necesitaba. Ya no.

En la actualidad, los cursos de formación dentro de la empresa ofrecen una variada gama de temas con los que apoyar a los negocios en su aclimatación lingüística contemporánea. Desde los tradicionales cursos con los que aprender a hablar en inglés hasta clases específicas de negociación, inglés telefónico o realización de presentaciones.

Presentaciones en ingles

Antes de proseguir, considero importante matizar un tema muy importante; las presentaciones en inglés son como las españolas, pero en otro idioma. Es decir, que no requieren aprender nuevos sistemas o estructuras nuevas. Simplemente se enfocan en el contenido de las mismas. Porque algo que caracteriza al inglés de negocios es el empleo de determinados términos profesionales, expresiones o phrasal verbs estandarizados a lo largo y ancho del planeta. Se ha comprobado que un empleo más corriente del idioma en las presentaciones afecta de manera negativa al resultado de las mismas, puesto que carecen de la calidad esperada al producto o servicio presentado. Una mala puesta en práctica en una presentación genera mala imagen con independencia de su contenido. Por esta razón, es fundamental trabajar este aspecto representativo hasta adecuarlo a los estándares esperados por la audiencia de cara a transmitir de forma adecuada el contenido de la misma.

Los cursos de formación en empresas ofrecen esta posibilidad a sus empleados. Sin necesidad de esperar a que tengamos la fecha de una, permiten la práctica real de la exposición con un profesor o profesora nativo especializado en la materia. De esta manera, sus indicaciones permitirán crear una base sobre la que poder trabajar cualquier tipo de presentación con garantías. Estos cursos enseñan las estructuras más adecuadas con las que realizar una buena introducción y finalización a la vez que estructuran correctamente el contenido gramatical y de vocabulario en su desarrollo. Pero no pensemos que se trata de aprender estructuras nada más; todo lo contrario. Una presentación debe ser entendida sin ambigüedades, por lo que se trabaja la entonación y pronunciación apropiadas hasta obtener una fluidez natural por parte del empleado. Y esto requiere tiempo, tiempo que se traduce en constancia, constancia que ofrece resultados satisfactorios tanto para la empresa como para quien se encuentre presente durante la presentación. Sería una lástima que después de haber invertido tanto en unos recursos, éstos se devalúen por no saber hablar apropiadamente sobre lo que, en teoría, deberíamos ser unos expertos.