Cómo preparar exámenes de inglés en el trabajo

Cómo preparar exámenes de inglés en el trabajo

10 de octubre de 2017


El autor de esta publicación quiere dejar de manifiesto que el objetivo que concierne al blog de Babelia-Formación es la de ayudar tanto a empresario como empleado a mejorar sus aptitudes laborales y profesionales en lo que al idioma inglés se refiere. Lejos de su intención quiere que, en ningún instante y bajo ninguna circunstancia, su intención escribana pudiera perjudicar a cualquiera de los partes mencionadas con anterioridad. Dicho esto, el plumilla –lo de teclista me suena a Nacho Cano- considera oportuno realizar una ligera modificación en el titular del citado artículo para aclarar que el contenido del texto redactado a continuación va a explicar cómo preparar exámenes de inglés en horario laboral SIN perder el puesto de trabajo por ello. El autor, así mismo, advierte que alguna parte de sus humildes consejos incluyen horas de trabajo efectivo, por lo que sean discretos en su implementación.

Una vez realizada la oportuna matización, vamos a analizar la importancia de realizar un examen de inglés para una persona que ya cuenta con un puesto de trabajo. Su tenencia no significa que ahora sepa el idioma, pero sí que especifica el nivel real que posee del mismo. Esto significa que la empresa cuenta con un certificado oficial de las habilidades de su empleado con el inglés, lo que le permite ajustar dicha capacidad para obtener el mayor rendimiento posible. Para el empleado supone, por un lado, un documento que le hace acreditativo a un bonus económico y a aumentar sus posibilidades de cara a mejorar su posición contractual en la empresa con un ascenso.

Preparar un exámen de inglés oficial

Claro está, sobre el papel suena muy bonito. Pero un examen de inglés oficial requiere preparación, práctica y estudio. Lo cual implica tiempo, tiempo que con toda seguridad no sea su bien más preciado. El rendimiento mental está centrado en las horas laborales y, una vez concluida la jornada, tiene que atender a otra serie de obligaciones, bien sean familiares, personales o ambas. Por tanto, lo ideal sería que pudiera prepararse para la prueba durante su horario de trabajo. Obviamente, las dificultades y problemas que ello conllevaría hace que desestime esa opción de manera fulgurante.

A menos que la empresa, a sabiendas de los beneficios que obtendría con un empleado (o varios) con una formación homologada en el idioma de los negocios a nivel global, le ofreciera la posibilidad de emplear las horas neutras de su contrato para la necesaria preparación. Esas horas se distribuyen antes del inicio de su jornada, en la larga parada para el almuerzo o al término de la misma. Y se pueden hacer realidad gracias a la formación de empleados en inglés dentro de la compañía.

En la actualidad, muchas empresas canalizan sus fondos de formación hacia el idioma inglés dado el bajo nivel que padecen los profesionales de nuestro país y que se ha convertido en un pesado y engorroso lastre desde que la Unión Europea cambió las reglas del juego. Siendo el objetivo el mismo –mejorar las cualidades lingüísticas del empleado- el trabajador podría prepararse en esos espacios no laborales de su jornada y conseguir su ansiado y valioso título con la inestimable ayuda de los profesores especializados en la enseñanza del inglés para empresas y, por ende, exámenes oficiales.

Lo más interesante de este sistema reside en que su aplicación práctica se va a dar no en la clase sino en su entorno de trabajo. Por esa razón el autor advirtió al principio de que la preparación se iba a realizar también durante las horas de trabajo efectivo. Solo que, zorro artero como ninguno, no explicó que no se jugaría el puesto de trabajo al hacerlo, por aquello de añadir un toque dramático a su texto, de lo cual pide disculpas ahora por dicho engaño. El trabajador aplicará los conocimientos recibidos en casos y situaciones prácticas que se dan cada día durante el trabajo, acostumbrándose de esta manera a reemplazar el viejo y obsoleto idioma por el nuevo de manera gradual, disfrutando de la seguridad que este empleo le reporta y permite asentar y afianzar el lenguaje como una herramienta más en lugar de verlo como una asignatura escolar. Sus jefes serán los primeros en percatarse del cambio y celebrarán el nacimiento de un flamante recurso humano capaz de sacar del sopor del sueño a la competitividad empresarial.