Trucos para aprender inglés en el trabajo sin clases

Trucos para aprender inglés en el trabajo sin clases

30 de mayo de 2017


Cuando queremos aprender a hacer algo nuevo, lo más sencillo es apuntarse a un curso donde nos enseñen la teoría y la práctica del mismo. Con independencia de la actividad que deseemos cursar, el sistema se basa en un temario más o menos parecido, que incluye varios niveles de control y dominio de la misma. Además, su duración dependerá del tiempo disponible, pudiendo optar por escoger alguna clase durante la semana o realizar un intensivo más corto y exigente. Todo en función de las necesidades y disponibilidad de los alumnos.

No obstante, el aprendizaje es una acción que también se puede dar por cuenta propia. Y no me refiero a emplear un material de compra diaria o semanal, sino mediante un sistema propio y más libre, donde la persona escoge lo que quiere aprender a su manera y ritmo propio. Así aprendí a cocinar y puedo asegurar que mis invitados han salido muy satisfechos de mis pinitos culinarios. No obstante, si decidimos hacer lo mismo con un idioma con el inglés, hay que tener en cuenta una serie de cosas importantes para no aprenderlo mal y que resulte contraproducente a la larga. Vamos a empezar con unos trucos básicos de momento, aplicables al trabajo, antes de entrar en detalles más específicos, orientados a evitar este tipo de problemas.

Trucos para aprender inglés

En primer lugar, debemos ser capaces de identificar los elementos que nos rodean y una serie de verbos de uso habitual en otro idioma. Basta con redactar una lista de palabras y buscar su traducción en un diccionario que incluya su pronunciación. Este aspecto es fundamental, dado que nos interesa pronunciar de manera correcta las palabras para no referirnos a otra cosa. En una semana –si practicamos un par de veces al día- las retendremos en la cabeza sin mucho problema. La pronunciación nos puede llevar más tiempo, pero hay que insistir en ella todo lo que se pueda. Más adelante este sencillo ejercicio fonético nos permitirá entender la manera correcta de leer y decir frases completas sin agobios a la vez que facilitará el entendimiento auditivo del idioma.

Una vez descubierto el mágico mundo de las palabras, es hora de ponerlas en orden construyendo frases con sentido. Podemos empezar con nosotros, sabiendo presentarnos y explicar nuestra función dentro de la empresa. Una vez controlado, pasamos a hacer lo mismo con la segunda y tercera persona, empleando como conejillos de indias a nuestros compañeros. Cuanto más reales y próximos sean los ejemplos que empleemos, más fácil resultará expresarse en el futuro, porque asociamos de manera inmediata algo presente ante nuestros ojos, factor que permite la identificación directa por parte del cerebro.

Pasos en el aprendizaje del inglés

En realidad, lo que estamos haciendo hasta ahora no es más que una ubicación lingüística elemental. Para entender su funcionamiento, pensemos en un viaje a una ciudad en la que nunca hemos estado antes. Nada más llegar, nos sentimos descolocados, hasta que damos un breve paseo que nos permita tener una referencia geográfica clara posicional. A partir de ahí, podemos aventurarnos más lejos sin miedo a perdernos, dado que tenemos un punto referencial de retorno en caso de confundir el camino.

El siguiente paso a dar es el de la comunicación. Un idioma permite transmitir información, pero también preguntar por ella. Por tanto, aprenderemos a realizar preguntas sobre la información que ya sabemos dar. De esta manera iniciamos el proceso de diálogo. Una vez obtenido y practicado –en la empresa alguien habla inglés bien, probad a testear vuestros conocimientos con ellos- es hora de hacer otro tipo de preguntas. Escoged cinco o diez que consideréis importante saber para el desempeño adecuado de vuestras tareas; simplifica su aprendizaje. Eso sí, no olvidéis la parte fonética del principio. Pronunciar correctamente lleva su tiempo, pero garantiza el éxito en la comunicación. Puede que os cueste, pero ese esfuerzo es absolutamente necesario de cara al futuro. Recordad que cuando os hablen tenéis que entender lo que os dicen y esto resulta mucho más sencillo si lo decís igual que ellos.

La expresividad, obviamente, cuesta mucho más de dominar. Adverbios, conjunciones, frases complejas, expresiones o frases hechas enriquecen el contenido de la comunicación y hacen que ésta suene de manera más natural. Esperad a controlar bien la parte básica antes de añadir palabras a vuestras oraciones. Pero, cuando lo hagáis, basta con repetir el mismo proceso que al principio para que salga fluido de vuestras bocas. Id poco a poco, eso sí; el cerebro requiere tiempo para colocar y entender la nueva estructura. Cread un patrón y abusar de él hasta la saciedad. La repetición es uno de los mejores trucos que existen para entender la composición gramatical de manera intuitiva.

Por último, hay que ser valientes e integrar el inglés en el puesto de trabajo todo lo que se pueda. Escoged “inglés” como idioma de vuestro teléfono y ordenador para tenerlo presente todo el rato. Si hay algún nativo en la empresa, conversad con él o ella un rato todos los días. Leed los manuales, correos electrónicos, instrucciones de las máquinas o incluso los ingredientes de las latas de comida/platos del menú en inglés para aprender nuevo vocabulario y expresiones habituales. A mayor contacto, más posibilidades de ampliar los conocimientos. Pero si estáis más habituados a comer de tupper frente al ordenador, aprovechad esa hora para ver las noticias o un vídeo sobre algún tema relacionado con vuestro trabajo en inglés. Si no tenéis un nivel muy alto, buscad opciones con subtítulos que os ayuden a entenderlo mejor. Vuestra capacidad de entendimiento se irá poco a poco agudizando de la mano de la pronunciación. Y que no os de vergüenza repetir palabras en voz alto hasta que acertéis con el sonido; nadie nació con los conocimientos heredados así que, como dijo Samuel Beckett, falla, falla otra vez, falla mejor.