El Certificate in Advanced English (CAE) es un examen con el que garantizar que la persona tiene un nivel, como el propio nombre indica, avanzado de inglés. Es decir, el nivel C1. Para su obtención, el alumno debe obtener una puntuación total mínima de un 60%. En caso contrario, se quedará con un nivel B2, el equivalente al First Certificate. En España se solicita para puestos de directiva principalmente, aunque también es necesario para toda aquella persona que desee cursar estudios en Inglaterra.

La estructura del examen se centra en los cinco puntos más importantes del idioma, como son la comprensión lectora – entender un texto-, expresión escrita –escribir correctamente varios tipos de formatos específicos- gramática y vocabulario, comprensión auditiva – entender el inglés hablado- y la expresión oral – hablar en inglés. Estos cinco puntos están divididos en cuatro secciones, quedando la gramática y el vocabulario repartidos entre ellas. Cada sección representa un cuarto de la nota final -25%-, aunque cada una de ellas tiene diferentes puntuaciones. La comprensión lectora está dividida en ocho partes con diferente puntuación, la expresión escrita en dos, la comprensión auditiva en cuatro y la expresión oral en cuatro.

Para su realización, el alumno contará con hora y media para realizar la primera parte y la misma cantidad de tiempo para cumplimentar la segunda. La tercera dura cuarenta minutos y la última, un cuarto de hora. Entre prueba y prueba habrá un descanso de quince minutos, más o menos.

Una vez explicado el funcionamiento del examen, podemos extraer las siguientes conclusiones:

1. La mitad de la nota se obtiene en tres horas y la otra en menos de una.

2. La parte escrita permite tiempo para pensar. La auditiva y oral, no.

3. Es necesario puntuar un 15% en todas las pruebas para obtener la calificación mínima.

4. En caso de no alcanzar ese porcentaje en dos de las pruebas, no tendremos margen de error en las primeras.

Por regla general, la mayor dificultad con la que se encuentran los candidatos está en la tercera y cuarta sección. Es decir, la auditiva y la oral. No en vano somos famosos por nuestra mala pronunciación, la escasa fluidez y el casi nulo entendimiento que nos deja con ojos de búho y no por la sabiduría precisamente. Es por esa razón por la que la gente prefiere concentrarse en la sección escrita y rebañar los puntos restantes con las otras. El célebre pensamiento de que con puntuar algo ya me vale es una leyenda urbana, puesto que, como hemos podido comprobar, necesitamos el 15% de cada una de ellas para la nota mínima. Con un 5% en cada una de las “difíciles” hay que obtener el pleno absoluto en las anteriores. ¿Creéis que no vais a cometer ningún fallo? Pensadlo bien.

Por regla general, todo aquel que se vaya a presentar a este examen tiende a apuntarse en una academia, donde cada parte se trabaja en función del tiempo para su realización. Eso significa que la parte auditiva y la oral reciben menos preparación que el resto. No obstante, gracias a Internet podemos practicar la parte escrita por nuestra cuenta y disponemos de un amplio catálogo de libros con los que realizar este tipo de test. Pero la parte auditiva y oral carecen de este tipo de ayudas. Hasta ahora.

En lugar de preparar el Advance con un curso presencial u online, contamos con las clases telefónicas para ayudarnos a potenciar la otra mitad del examen con eficacia. Obtener una buena puntuación en la parte oral es mucho más sencillo – con sus dos significados- de lo que pueda parecer. Podemos obtener una alta nota en apenas quince minutos con dedicarle media hora al día – hora y media a la semana, lo que dura cualquiera de las dos primeras secciones- a perfeccionar y pulir nuestros errores a la hora de hablar. Además, acostumbramos el oído durante el proceso, por lo que la parte auditiva se verá reforzada y reflejada en nuestra nota final. En otras palabras, que podemos conseguir la mitad, como mínimo, de la nota en menos de una hora. ¿Qué tal suena eso?