04 de mayo de 2017
Una vez que se entra a formar parte del equipo de trabajo de una empresa, el tiempo se divide entre oficina y casa. Esto quiere decir que nuestra vida profesional y personal absorbe la casi totalidad de nuestras vidas, dejándonos poco tiempo libre para otro tipo de actividades. Dentro de las ocupaciones típicas que se desarrollan fuera del horario de trabajo, los gimnasios suelen ser la actividad más solicitada entre los trabajadores, dado que el aspecto físico es importante para nuestra salud y el ritmo vital que llevamos no resulta sano para el cuerpo.
Por otro lado, hay otro músculo que podemos ejercitar: el cerebro. El único problema es que éste lo empleamos durante todo el día y tiende a estar agotado al término de la jornada, dificultando la realización de cursos de formación. Todos aquellos que se atreven a intentarlo acaban agotados o más tarde de lo deseado por culpa de las exigencias laborales y personales que diariamente aparecen entre semana, como los pájaros que no faltaban a su cita con el hígado de Prometeo.
Pero si la salud es importante para nosotros, la formación es el gimnasio de la empresa. La entidad jurídica no entiende de músculos pero sí de capacidades intelectuales de sus empleados. Es decir, que los quiere ágiles, fuertes y bien adaptados a los cambios o necesidades del mundo laboral actual. Y el equivalente a un buen ejercicio cardiovascular lo tenemos en el inglés, puesto que todos deberían practicarlo a diario, independientemente de su edad, para evitar lesiones o enfermedades prematuras.
El aprendizaje in company de idiomas es la mejor manera, tanto para empresa como para empleado, de tener la lengua en forma y bien definida en el trabajo. No en vano es imprescindible dominar un segundo idioma con seguridad y confianza al encontrarnos inmersos en un mundo globalizado donde las fronteras brillan por su ausencia y la competitividad es tan grande que, si no sabemos hablar, nadie nos va a escuchar.
El motivo por el que este tipo de enseñanza resulta idónea para las empresas actuales se basa en dos premisas que ya hemos mencionado con anterioridad: el agotamiento cerebral y la formación personal. Veamos en qué consisten estas ventajas un poco más desarrolladas.
En el caso del cerebro, su período de alerta o funcionamiento pleno se da dentro del entorno laboral. Como bien sabemos, el trabajo exige concentración y ésta sale de manera natural unos metros antes de cruzar la puerta de la oficina. Al darse las clases dentro de las instalaciones de la oficina, el cerebro estará más receptivo que si tuviera que salir de la misma para acudir a un aula en otro punto de la ciudad. Porque se desconecta para descansar y no recupera ese estado de actividad reflexiva con la misma facilidad. Por esa razón nos hace creer que el cuerpo está cansado antes de iniciar el desplazamiento.
Pero su principal ventaja es que, además de estar encendido y enchufado, el aprendizaje del idioma se realiza en el mismo lugar donde se desempeña el cometido profesional, permitiendo una asimilación más rápida del lenguaje desde el punto de vista profesional. Y este hecho resultará fundamental para la segunda ventaja, como vamos a ver ahora.
La formación personal permite a la persona huir del estancamiento y poder crecer a nivel profesional. Realizar la misma labor repetitiva día tras día acaba automatizando y atrofiando el crecimiento de cualquier ser. Por esta razón este tipo de trabajos acaban siendo entregados a las máquinas, cuya condición de seres inanimados no les afecta a nivel biológico. Pero a los humanos sí, por lo que siempre es bueno añadir algo a lo que ya tenemos, para refrescar la mente. El problema es que, hasta que las pastillas de ingestión de conocimientos de la película de The Matrix se comercialicen, estamos condenados a seguir el tradicional sistema de aprender estudiando.
O tal vez no. La práctica es uno de los sistemas que mejores resultados ofrece a la hora de aprender a hacer actividades nuevas. Aprender teoría de navegación puede resultar excesivo si el objetivo es remar en las barcas del estanque de un parque. Aprender teoría del lenguaje puede transformarse en una pesadilla si ya tenemos unas bases y simplemente necesitamos aprender a manejarlas con corrección. Pero – y ahora viene la ventaja compartida con el primer punto- si juntamos esta práctica con el entorno adecuado –remar en la barca- aprenderemos a usar el idioma de manera casi inmediata, pudiendo entrenar la lengua para mejorar día tras día en su fluidez, pronunciación y entendimiento. La formación in company de idiomas permite este pequeño milagro donde el cerebro se fortalece en lugar de apagarse mientras subimos pasito a pasito por la escalera profesional. Y ya lo dicen los médicos: subir escaleras todos los días es bueno para la salud.
Babelia Formación es el líder de formación in company de idiomas desde 2004 para negocios de cualquier tipo. Con 100+ profesores, damos cobertura a toda España.
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