Las cartas de restaurantes en ingles

Las cartas de restaurantes en ingles

16 de mayo de 2017


Podéis llamarme raro, pero uno de mis grandes aficiones es la de leerme las cartas de restaurantes enteras para descubrir las faltas de ortografía. Hasta ahora, llevo pleno. Desde la beregena al sangüich, pasando por los chanpiñones y el propio menu (sin la tilde de rigor por ser palabra aguda), los breves textos de las ofertas alimenticias suponen un doloroso placer para los escritores. Pero si la carta viene traducida al inglés, me pongo cómodo en mi silla, puesto que la concatenación de desgracias lingüísticas está asegurada. Eso sí, ninguna ha superado hasta la fecha la lectura gastronómica de un coqueto restaurante en la ribera del Duero en Oporto, donde mackerel (caballa) figuraba como traducción de todos los platos de pescado excepto en uno. Lo habéis adivinado; cavala, que aparecía como merluza.

Dado que los problemas ortográficos en nuestro propio idioma no corresponden al contenido de este artículo, centrémonos en las traducciones. En el caso de que las haya, claro. Ignoro qué motivos empujan a los propietarios de un restaurante a dejar la carta en un solo idioma teniendo en cuenta la gran cantidad de turistas de todas partes del mundo que visitan nuestras tierras con un limitado conocimiento del español, cuando no es nulo. No obstante, aquellos que han tenido el buen ojo de facilitar los pedidos foráneos empleando el idioma inglés, deberían hacer un pequeño esfuerzo por evitar la traducción robotizada o por semejanza de sus platos, so pena de perder momentos épicos del humor como el de la foto que ilustra esta entrada.

Para traducir con corrección los platos, no se necesita más que un diccionario para saber los nombres ingleses de los productos junto con nociones básicas de gramática con las que ordenar las palabras de manera adecuada. Así, chuletas de cordero pasan a ser Lamb chops y no Chops of lamb. Más compleja puede ser la operación de especificar el procedimiento de preparación de los platos, víctima principal de la mayoría de errores literales. Gambas a la plancha son grilled, no to the iron. En cuanto a los “apellidos” de denominación, no es necesario modificarlos. Queso Manchego es Manchego cheese. Si se quiere añadir entre paréntesis que proviene de la oveja, no hay ningún problema. Pero resulta igual de redundante que traducir Rioja como vino. Si tienen dudas, mejor dejar que sea el camarero quien les informe de los detalles.

¿Necesitamos traducir todos los platos de la carta de un restaurante?

Lo cual me lleva al siguiente punto: las definiciones. ¿Es realmente necesario traducir paella? ¿O sangría? Nuestra gastronomía se caracteriza por una riqueza de platos cuyo nombre ha traspasado fronteras y carecen de una nomenclatura específica en otro idioma. Pero los conocen. Como nosotros el rosbif (roast beef), el pudding o la vichyssoise. No obstante, no está de más explicar una serie de platos tradicionales inexistentes allende nuestras fronteras, como las croquetas, empanadas, salpicones o marmitakos. Pero manteniendo la traducción con su nombre original. Un estofado de judías con cerdo dista mucho de representar las cualidades únicas y características de la fabada, ¿no creéis? No veo a los japoneses llamando al sushi “arroz con pescado crudo”. Y perdón por la insistencia, para eso está el camarero y su capacidad de descripción de los platos. Entiendo que eso implica perder un tiempo precioso atendiendo una mesa y que la definición agiliza los pedidos. Sin embargo, las joyas culinarias deben llamarse esmeraldas y no “variedad verde de mineral ciclosilicato de berilio y aluminio con pequeñas cantidades de cromo y vanadio en su composición”. Es mi opinión y respeto las de los demás. Pero el ceviche y los tacos de nuestros hermanos americanos han respetado su nomenclatura en el resto del mundo y nadie se confunde a la hora de pedirlos.