La comunicación no verbal en la entrevista de trabajo

La comunicación no verbal en la entrevista de trabajo

21 de marzo de 2017


Ojo. Una entrevista de trabajo no es lo que parece. Si leemos en Internet una entrevista, veremos que el formato se reduce al de preguntas y respuestas. Pero para conseguir un puesto de trabajo, el cuestionario es solamente una de las herramientas empleadas para determinar la idoneidad de un candidato. Dentro de la sala se realiza un exhaustivo análisis para averiguar datos y detalles que aparecen por escrito en el currículo y las preguntas de esta otra entrevista se manifiestan en silencio.

Hablamos de la comunicación no verbal, una de las revolucionarias técnicas empleadas para obtener información de una persona a través de su cuerpo y su cara, ignorando las palabras. Personalidades como Flora Davis con su análisis corporal y posicional o las microexpresiones de Paul Ekman han cambiado la manera de conocer la verdad sobre las personas estudiando los movimientos y reacciones naturales del cuerpo humano hasta recopilar los suficientes datos como para universalizar ciertos gestos con un alto porcentaje de fiabilidad. Su trabajo ha sido aplicado en diferentes ámbitos de nuestra sociedad –aparatos de detección de posibles terroristas en aeropuertos en Estados Unidos, por ejemplo- pero sin duda alguna su aplicación en las entrevistas de trabajo ha supuesto un cambio y profesionalización de este campo en nuestra época.

Algunas personas no están de acuerdo con que la comunicación no verbal en una entrevista pueda ser considerada como relevante a la hora de seleccionar a una persona para ocupar un puesto de trabajo. Existen determinados factores y condicionamientos que pueden alterar los resultados del estudio y ofrecer un falso informe. Los nervios que se pasan antes y durante una entrevista de trabajo fuerzan a exhibir al candidato una serie de gestos y reacciones que, sobre el papel, indican una serie de aspectos negativos que no están relacionados con la realidad. El calor o frio en el interior de la sala donde se realice la entrevista de trabajo también provoca reacciones cuyo mensaje se puede malinterpretar debido a agentes externos. Ciertamente, la objetividad de este tipo de entrevistas puede considerarse cuestionable por parte de muchas personas, dado que las variables y circunstancias que determinan nuestras posiciones, gestos y expresiones no dependen de la intervención de un único agente sino de múltiples y su percepción debería ser interpretada dentro de la situación y contexto determinada y no como una verdad universal de la cual nadie escapa.

Sin embargo, la realidad es que no todos los movimientos, gestos o posiciones se analizan exhaustivamente por parte de los profesionales durante una entrevista de trabajo. El hecho de que la gente venga nerviosa es un factor con el que cuentan al inicio de su análisis. Son determinadas reacciones o patrones los que, ante determinadas situaciones, las personas reproducen inconscientemente sin que el entorno influya para ello. Tanto la mentira como la verdad no contada que salga de una boca tienen detrás un cerebro que sabe que ese mensaje es incorrecto y manda un mensaje al cuerpo para hacérselo saber. Si os acordáis del protagonista de un libro de Carlo Collodi, a éste le crecía la nariz cada vez que se inventaba algo que no fuera cierto. Algo parecido sucede con nosotros, aunque de manera menos evidente. Apartar la mirada, mover la comisura de los labios al terminar de hablar o tocarse la nariz –curiosamente- suelen ser gestos que determinan la veracidad de una persona.

Con independencia de la precisión de estos modernos sistemas de entrevista personal, sí que es cierto que hay otras manifestaciones de la comunicación no verbal más evidentes y universales a las que hay que prestar atención en estos casos, como la posición de la persona al sentarse –pies encima de la mesa-, sus brazos –codos al respaldo, o su vestimenta –chándal- que muestran un mensaje directo con el que nos comunica ciertas características personales a tener en cuenta.