Diccionarios de idiomas de papel: ¿Tienen aún utilidad?

Diccionarios de idiomas de papel: ¿Tienen aún utilidad?

10 de julio de 2017


Nos hemos criado en hogares donde la mitad de la biblioteca familiar estaba compuesta por un tipo de enciclopedia de tomos fraccionados por sílabas, acompañada de un par (o trío) de gruesos volúmenes de diccionario español y rematada por un práctico y flexible diccionario inglés-español (acompañado a veces por otros del resto de lenguas europeas no pertenecientes al Telón de Acero). Gracias a ellos, podíamos realizar los trabajos del colegio con cierta capacidad de éxito y consultar dudas pasajeras que nos desvelaban el sueño. Tal vez por inercia nostálgica, seguimos contando con este tipo de volúmenes en nuestros hogares. Pero seguro que no nos acompañan al trabajo.

Porque toda esa información la tenemos ahora mismo informatizada. En cierto modo, la necesidad de disponer de la información de manera inmediata ha llevado a prescindir de la consulta manual de antaño por la más rápida y eficiente vía páginas web o aplicaciones móviles. El contenido sigue siendo el mismo, pero no ocupa espacio ni cuesta un serio esfuerzo económico completar la colección completa. Además, la tenemos al alcance de la mano con nuestro teléfono u ordenador. Así que, ¿siguen siendo útiles los diccionarios de idiomas de papel?

En principio, la respuesta es negativa. El papel se ha quedado obsoleto de cara a registrar el significado de las palabras de un idioma. Los idiomas, como bien sabemos, son dinámicos y cada año evolucionan. Hay palabras que han cambiado radicalmente de significado, como girl, que en el siglo XII se empleaba tanto para chicas como para chicos. Pero hay otras que, dependiendo del sector, varían su significado. Un diccionario de papel recoge la terminología más popular, pero necesitaríamos de otro técnico para entender nomenclaturas más profesionales, como la palabra pestaña, que puede emplearse tanto para el cuerpo humano –eyelash– como para una parte saliente o solapa con la que abrir algo tirando –tab – o despegando –flap. O una pestaña de Internet, que también se llama tab.

La evolución de los diccionarios

Todos los años, el diccionario Oxford recoge nuevas terminologías del idioma inglés entre sus páginas. Selfie o postruth han sido de las últimas en incorporarse al lenguaje. Eso significa que no aparecerán en un diccionario de papel, a menos que compremos la última edición todos los años. Espacio y precio aparte, esas palabras se actualizan en las bases de datos informáticas en segundos, permitiéndonos tener un dispositivo constantemente al día en nuestras manos.

Pero los dispositivos informáticos permiten, además, la posibilidad de realizar consultas online en foros en caso de no tener muy clara la traducción de un vocablo o expresión. Páginas como wordreference.com permiten a los usuarios compartir sus dudas y problemas con cualquier idioma sin necesidad de perder tiempo deduciendo cuál es la opción de traducción más adecuada para un término complejo o la manera más natural de referirse a algo en otro idioma. No siempre las traducciones literales son la solución, como todo aquel que haya cometido el error de usar el google translator conoce a la perfección.

La tecnología ha revolucionado el concepto del diccionario de tal manera que hasta existen páginas específicas donde encontrar los significados callejeros de determinadas expresiones. Urbandictionary.com es un fantástico ejemplo de este caso aunque, aviso, hay que tener cuidado con ciertas interpretaciones regionales o locales. Los foros online suelen ser una buena medida de control para evitar meter la pata por un exceso de credulidad.

Pese a todo, nunca está de más contar un diccionario de papel entre nuestros libros. Habrá momentos donde la tecnología no esté a nuestro alcance, no nos queden datos o, simplemente, la cobertura sea cero. El viejo y vetusto diccionario nos prestará su ayuda encantado cuando todo lo demás falle.