Cómo evaluar el nivel de pronunciación de un candidato

Cómo evaluar el nivel de pronunciación de un candidato

27 de marzo de 2017


A veces es complicado determinar el conocimiento real de inglés de un candidato. O de un trabajador, por lo que respecta. Gran parte de culpa tiene que no existan demasiadas personas con la formación adecuada que puedan establecer un baremo de control que especifique el verdadero nivel de inglés de las personas.

Para establecer dicho criterio, tenemos que entender al inglés como un idioma vivo que se divide en una parte teórica y otra práctica. La primera se centra en los conocimientos gramaticales y de vocabulario y la segunda en su empleo y entendimiento. Las cuatro son igual de importantes, pero se comete el error de contabilizar el dominio de una de ellas por encima de las demás. ¿Qué significa esto? Que si vemos que una persona entiende un texto sin problemas, asumimos que tiene el mismo dominio en las demás. La realidad que muestra la experiencia es que éste no es el caso. La gran mayoría de las personas no tienen demasiada dificultad a la hora de leer y entender el inglés escrito, pero la cosa cambia de manera radical a la hora de emplearlo o escucharlo. Y ambas tienen un aspecto común: la pronunciación.

Para evaluar el nivel de pronunciación de un candidato debemos prestar atención a varias características del idioma inglés. Entre ellas, la entonación, la correcta pronunciación de las palabras y el acento empleado. Cada una de ellas, acompañadas de la fluidez y del vocabulario empleado, nos mostrará la capacidad del candidato para manejarse sobre el terreno con este idioma, pues de sobra es sabido que un idioma se aprende para hablarlo y no para entenderlo simplemente por escrito. La parte oral es inmediata y carece de las ventajas de poder contar con diccionarios para entender palabras desconocidas o tiempo para repasar y corregir los errores transcritos.

La entonación es la forma en la que se acentúan las palabras y que diferencian un tomate del imperativo tómate, por poner un ejemplo rápido. Disponer de una adecuada entonación facilita la comprensión del oyente en una conversación y no tener que escucharla a saltos, como si nos estuvieran hablando al revés, como la famosa escena del enano en el episodio final de Twin Peaks. En otras palabras, facilita la fluidez y el correcto entendimiento entre los interlocutores, que no necesitan recomponer las palabras en sus cabezas para comprender el mensaje transmitido.

La pronunciación, por su parte, resulta fundamental para decir lo que realmente queremos decir. Su mayúscula importancia es palpable y visible cuando descubrimos que el inglés utiliza sonidos monosilábicos en la mayor parte de su comunicación y que las ligeras variaciones fonéticas cambian el significado de las palabras. Confundir el presente con el pasado es un mal menor si lo comparamos con la impresión que causamos al decir una palabra equivocada o inexistente. Un conocido restaurante de nuestro país incluye la palabra steak (/steik/) en su nombre, que casi toda la población pronuncia como stick, transformando el significado de filete por el de palo.

Finalmente, el acento es la manera que tenemos de hablar con un sonido determinado. El inglés es menos contundente y seco que el español, por lo que requiere un pequeño cambio de “voz” al emplearse. Digamos que tenemos que cambiar nuestra persona ligeramente para evitar sonar como sonamos habitualmente. Este mismo acento es clave para la entonación y la pronunciación, por lo que, aunque no termine de sonar nativo al completo, al menos se puede aproximar al mismo, facilitando la comprensión del mensaje.