El outsourcing de idiomas en la empresa

El outsourcing de idiomas en la empresa

26 de junio de 2017


Decía Homer Simpson que para qué ibas a hacer tú una cosa si podía hacerla otro. El popular personaje amarillo había anticipado la llegada del outsourcing. La revolución tecnológica supuso un cambio en la estructura de las empresas, que dejaron de requerir grandes espacios y plantillas para desarrollar su actividad. De esta manera, hasta el negocio más humilde comenzó a tener acceso a una serie de –vamos a llamarlos así- departamentos que otrora serían impensables para ellos.

A su vez, el outsourcing permitió la liberación de trabajo a los empleados, obteniendo resultados finales más eficaces y profesionales que antes. Marketing, diseño, relaciones públicas, atención al cliente… al alcance de la mano y económicos. Montar un negocio nunca fue tan sencillo y con tantas posibilidades como hasta ahora.

El outsourcing de idiomas en la empresa fue uno de los pioneros en este sector con las traducciones. Los documentos recibidos o para publicar eran enviados a personas que les permitieran entender o ser entendidos a lo largo y ancho del mundo. Esta necesidad lingüística se hizo más patente y evidente con el avance de la globalización, que no solamente exigía que la comunicación escrita se diera en inglés, sino también la oral.

El problema, claro está, es que las traducciones requerían tiempo y era mejor delegar su realización a un externo. Esto hizo que el inglés no tuviera mayor relevancia dentro de las empresas. Hasta que se vieron obligadas a hablarlo. Entonces quedaron en evidencia las dificultades de la fuerza trabajadora para emplearlo.

Los cursos de formación en ingles para empresas se convirtieron en el outsourcing perfecto para paliar dicha carencia. Al igual que los cursos de formación laborales, se imparten dentro de las instalaciones de los negocios para que los empleados adquieran un conocimiento nuevo o actualicen uno desfasado. Pero, a diferencia de ellos, no son específicos de un área de trabajo determinada sino que afecta a todo el concepto laboral de la empresa. No enseñan nada nuevo en realidad. Simplemente a expresarse de manera distinta a la habitual. Y eso es lo que más cuesta cambiar.

El outsourcing de idiomas en la empresa en detalle

El outsourcing de idiomas en la empresa es el equivalente a un gimnasio para el cerebro. A través de una regularidad y constancia, adquiriremos más agilidad y fortaleza en el manejo de un idioma que, de otra manera, seguirá anquilosado por su inactividad. Su integración dentro de la empresa no requiere de instalaciones específicas, pero sí de un cambio de mentalidad a la hora de trabajar. El mundo laboral habla inglés y nosotros no. Es hora de darse cuenta de ese defecto y dejar de poner excusas para pasar a la acción.

La principal ventaja que aporta la contratación de este tipo de servicios tanto a empresa como empleados es que se desarrolla dentro del lugar de trabajo. Es decir, que no modifica sus hábitos ni exige desplazamientos para su cumplimentación. Por otro lado, supone una agradable y entretenida diferencia a la rutina diaria con la que obtener beneficios personales muy interesantes de cara a la proyección profesional futura. Obtener fluidez y soltura en inglés de negocios es una de las exigencias más importantes en la actualidad y una habilidad muy deseada y solicitada por parte de las empresas. Por su parte, ésta se beneficia al potenciar una debilidad de la misma, ampliando sus posibilidades de expansión y añadiendo un valor competitivo frente a la competencia, ya no solo nacional, sino internacional.

La flexibilidad resulta clave también para su óptimo aprovechamiento. En algunos casos, las empresas prefieren que los cursos se impartan a primera hora de la mañana, previa al inicio de la jornada laboral. En otros casos se inclinan más a sacarle partido al mediodía, durante el tiempo de almuerzo, que no suele superar los veinte minutos de ingesta seguida por hora y media larga de musarañear. Otras, sin embargo, escogen la última hora de la tarde, después del trabajo, como el momento idóneo para enriquecer el día. Pero no es raro encontrarse con personas que prefieren aprovechar las horas vacías de trabajo de su jornada para mantenerse activos. La cuestión no es tanto el horario que se desee seguir sino saber que, si lo quieren, lo tienen.