20 de septiembre de 2016
Si hemos pasado por más de una entrevista de trabajo, nos habremos percatado de que muchas de esas preguntas se repiten en cada una de ellas religiosamente. Detrás de ellas se esconde un sistema de evaluación de los candidatos bien estructurado, que a veces no prestamos su debida atención a lo que realmente están preguntado. O por qué.
Por ejemplo, lo más habitual es pedirle al candidato que hable de sí mismo. Esto nos puede hacer creer que están interesados en nuestra vida personal. Craso error. Nuestra respuesta debe ser breve y donde destaquen temas relacionados al puesto que queremos ocupar. Nadie se salva de ésta, así que mejor llevarla preparada antes. Esta misma pregunta será formulada posteriormente inquiriendo sobre la experiencia en ese campo, por lo que dejaremos los detalles profesionales y técnicos para cuando lleguen. Recordad que la primera respuesta debe ser breve y que simplemente de una visión de nuestra vida laboral. Los entrevistadores irán especificando los datos que quieran saber de nosotros a medida que avance la entrevista y estemos más tranquilos, así que guardad los datos técnicos y responsabilidades para luego, como por ejemplo cuando os pregunten “¿qué puede aportar a esta empresa?” o “¿por qué deberíamos contratarlo/a?”
Otra pregunta que nunca falla es la de los motivos por lo que dejamos nuestro último trabajo. Si hablamos mal de los compañeros o soltamos pestes sobre nuestros jefes, daremos a entender que nos referiremos a la empresa en los mismos términos si salimos de ella. Hay que ser un poco más objetivos con nuestra respuesta y no dar la impresión de que somos conflictivos. Iniciar un nuevo proyecto transmite ilusión. Quejarnos, problemas.
Este es un caso de pregunta con un objetivo oculto: conocer nuestra capacidad de respeto a la jerarquía y la facilidad a la hora de trabajar dentro de un equipo. Pero no es la única manera de extraer información de soslayo. Por ejemplo, es habitual también preguntar sobre nuestros conocimientos de la empresa. Cómo la conocimos, qué sabemos de ellos, por qué quiere trabajar allí, con qué clientes trabajan… Antes de presentarnos a una entrevista debemos documentarlos lo máximo posible sobre nuestro potencial empleador para que se vea nuestro interés y disposición hacia el trabajo.
Una vez comprobada nuestra disposición, nos encontraremos con preguntas sobre nuestra incorporación. Las más comunes suelen referirse a cómo solucionar un problema determinado – para conocer nuestra habilidad real con las herramientas de trabajo -, nuestra versatilidad para ocupar otro puesto distinto – ser un todoterreno no es lo que están buscando; simplemente comprobar que te interesa ese puesto y nada más que ese puesto, por lo que habla de tus habilidades sobre el puesto de trabajo ofertado -, si estás capacitado para trabajar en equipo – decir que no es ponerle punto final a la entrevista de manera categórica -, el salario deseado – siempre un amplio rango, nada específico – y el tiempo que pensamos quedarnos. Esta última pregunta puede ser formulada de manera directa o su equivalente indirecta preguntándonos dónde nos vemos dentro de cinco años. Básicamente el objetivo es saber la estabilidad temporal que vamos a ofrecer a la empresa. Es decir, si van a contar con nosotros a corto o largo plazo. Recomiendo encarecidamente respuestas al estilo de “desearía que fuera por muchos años o en esta empresa”, dependiendo de la pregunta propuesta.
Sin embargo, este sistema tradicional de realizar entrevistas de trabajo no se da en todas las empresas. Otras apuestan por un modelo más moderno en el que las preguntas no muestran relación, a priori, con el puesto de trabajo. De hecho, son preguntas que enunciadas en otro contexto, se interpretarían de manera distinta. Este método de entrevistas se basa en el principio de Situación – Tarea – Acción – Resultado. El concepto se basa en ver cómo se comporta el entrevistado ante un problema descontextualizado sobre el que extrapolar conclusiones laborales. Por ejemplo, nos encontramos en un refugio de montaña bajo la nieve. En pocos minutos vendrá un helicóptero a rescatarnos pero una persona ha salido a buscar ayuda y no aparece. Es otra manera de observar la capacidad de liderazgo de los empleados. Es muy probable que después os pregunten por esa misma capacidad de liderazgo de manera directa, por lo que tendréis que plantear la respuesta de la misma manera: mostrad una situación del pasado, qué tarea se os había encomendado, qué procedimiento de acción empleasteis y cuál fue el resultado. La estructura en la exposición de vuestra respuesta resultará clave para obtener el trabajo.
Buena suerte.
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