¿Es el teletrabajo productivo en realidad?

¿Es el teletrabajo productivo en realidad?

01 de junio de 2016


La productividad en el trabajo se define como la relación entre la cantidad de bienes y servicios producidos y la cantidad de recursos utilizados. En términos de empleados viene a representar la relación entre rendimiento y eficiencia. Las empresas tienen como objeto fundamental lograr que estas relaciones sean las más altas posibles, de ahí la importancia de establecer elementos cuantificadores efectivos y válidos que permitan calcularla para saber cuál es el rendimiento de sus trabajadores y si se deben tomar medidas para mejorarlas o potenciarlas.

Uno de los sistemas más comunes – y erróneos – que se utilizan en España es el de observar el número de horas de se dedican a las tareas diarias. Y es un error puesto que actividad y productividad no son representativas del nivel de productividad en una empresa. Otros países europeos tienen jornadas laborales más cortas y tienen un rendimiento mucho más alto. Por tanto, es necesario encontrar otros medidores más fiables para establecer un ratio más preciso.

El sistema clásico de medición de la productividad se basa en dividir la ganancia de la empresa según el número de empleados que ésta tenga. Pero se ha desechado dado que no permite detectar los problemas ni implantar mejoras operativas. Los nuevos indicadores utilizados en la actualidad miden factores como la asistencia, puntualidad, actitud en el trabajo y aprovechamiento de tiempo. Estos indicadores son conocidos como KPIs (Key Performance Indicators) y miden objetivos fiables, medibles, posibles, relevantes y relacionados con el tiempo. Cuentan con la ventaja que se pueden digitalizar para optimizar su medida empleando las nuevas tecnologías.

Los KPIs permiten al empleador, a su vez, comparar los distintos métodos de trabajo que pueden darse en una empresa. Principalmente en los referentes al trabajo presencial y al teletrabajo. Este segundo método está poco implantado en nuestro país, a diferencia de otros países europeos o los Estados Unidos, donde goza de mayor aceptación y reconocimiento.

Los estudios realizados sobre la productividad del teletrabajo en nuestro país arrojan unos datos interesantes. En Abril de 2013, la productividad de los empleados que trabajaban con el sistema de teletrabajo se incrementó en un 13%. En Enero de 2015, según datos recogidos por el Heraldo de Aragón, el porcentaje había subido hasta un 15%. Las personas que se habían acogido a este sistema de trabajo destacaban el ahorro en desplazamientos y la conciliación entre la vida laboral y familiar como las principales ventajas del teletrabajo. Dado que su productividad está en aumento, ¿por qué las empresas no apuestan más por este tipo de empleo?

La respuesta es más cultural que objetiva. La empresa española tiene una alta dependencia por los trabajos presenciales, apenas se emplea el sistema por objetivos y hay altas dudas de su eficacia a nivel social, a pesar de que los datos muestren lo contrario. Por esa razón, hemos analizado este mismo concepto de trabajo en los países donde goza de mayor presencia para observar su rendimiento con otros ojos.

La revista Harvard Business Review realizó una encuesta entre varias empresas que emplean el sistema de teletrabajo y arrojaron una serie de datos muy interesantes. Por ejemplo, cada empleado que trabajaba desde su casa suponía un ahorro en mobiliario y espacio de 1.900$ por empleado en un plazo de nueve meses.

El siguiente aspecto a cuantificar intentaba responder a la pregunta de cómo era posible que una mayor flexibilidad y comodidad pudieran incrementar la productividad de los empleados de esa manera. El descubrimiento que realizaron fue que un entorno tranquilo permitía trabajar de una manera más sencilla, al estar exentos de las distracciones habituales de una oficina, como las charlas en la cocina, las salidas a tomar café o los mentideros distribuidos estratégicamente en los lugares de descanso. También se constató que varios de estos trabajadores dedicaban más horas de trabajo en el hogar que en la oficina, al empezar su jornada antes, tomarse descansos más cortos y sobrepasar la hora de salida al no tener que realizar desplazamientos de regreso al hogar. Otros factores que la encuesta sacó a la luz fueron la ausencia de realizar recados en la parada de la comida y el monumental descenso – casi desaparición – de días perdidos por enfermedad. Este estudio ha desmontado el mito de que las personas que trabajan desde casa no se emplean con la misma energía que los que trabajan en una oficina. A decir verdad, es justamente lo contrario.

El riesgo que se corre es que, desde casa y sin supervisión, el trabajador tiende a escaquearse de sus actividades con mayor facilidad. Aquí entramos en una cuestión ética y de los principios de los trabajadores. España presume de vaguería y pasotismo laboral, por lo que es normal que se mire con malos ojos a este tipo de empleados remotos. Sin embargo, este mismo estudio comprobó que las personas que trabajaban desde su hogar no se limitaban a dar buenos resultados al principio para luego ir reduciendo su nivel de productividad a medida que se asentaban en el puesto. Al contrario; el rendimiento resultó ser bastante constante en comparación con el de los empleados que trabajaban en la oficina.

Por tanto, la productividad del teletrabajo es una realidad. Sin embargo, como hemos podido observar, depende en gran medida de la propia idiosincrasia de los trabajadores. Si queremos disfrutar de las ventajas que ofrece este tipo de trabajo, tenemos que mentalizarnos y parecernos a nuestros homónimos extranjeros en cuanto a actitud. La empresa se beneficiará por el ahorro que este sistema supone y de su aumento de productividad mientras los trabajadores podrán pasar más tiempo en sus casas, cuidando de sus familias o concentrándose mejor de cara a cambiar de una vez por todas la imagen de relajados que arrastramos a nivel internacional.